Estas verjas abren paso a uno de los rincones más especiales de Santander. Un museo dedicado al vino, a los grandes vinos. Desde nuestro nacimiento en 1949, la Familia Conde se ha dedicado en cuerpo y alma a hacer crecer un espacio en el que vino y gastronomía se funden en un tamdem perfecto. Productos, elaboradores, artesanos y entusiastas nos surten día a día para que nuestros clientes sólo tengan que cruzar el umbral en la Calle Daoíz y Velarde y dejarse llevar.
Cientos de botellas ven pasar el tiempo mientras nuestros clientes disfrutan de los más variados pinchos, raciones como nuestras rabas de calamar, los fritos de siempre o el pulpo ahomado al momento. Tienes espacios más tranquilos, como el comedor privado situado encima de la barra donde, entre botellas de Vega Sicilia, podrás compartir platos y vinos para el disfrute completo.
El tiempo es el mejor amigo del vino. Ponemos paciencia y pasión para dejar que nuestras botellas reposen a la espera del momento adecuado. Andrés se esfuerza cada día por soprender con los maidajes más atrevidos manteniendo las opciones más clásicas de la casa.